Economía

En Colombia hay más de 200.000 familias atrapadas en el llamado “gota a gota”

Autoridades y gremios advierten los riesgos de esta práctica ilegal

En Colombia, más de 200.000 familias viven atrapadas en redes ilegales de préstamos conocidos como “gota a gota”, una práctica que, lejos de solucionar sus necesidades económicas, las hunde aún más en la pobreza, el miedo y el sobreendeudamiento. Mientras la banca formal no llega a muchas regiones del país, prestamistas informales cobran intereses de hasta el 600 % anual y utilizan métodos de cobro intimidantes.

Los más afectados son trabajadores informales, madres cabeza de hogar y pequeños comerciantes que, al no poder acceder a crédito bancario, recurren a estos préstamos sin saber que están cayendo en una trampa peligrosa.

“No hay hogar que pueda cubrir esas acreencias y es por eso que tantos colombianos se quiebran. Actualmente microempresarios y tenderos pagan tasas del 500 y 600% anual por un gota a gota. Estas mafias no respetan ni sus propias reglas. Cobran intereses adelantados, modifican las condiciones del préstamo sin previo aviso y utilizan métodos de cobro intimidantes que afectan no solo al deudor, sino a su entorno”, aseguró Gloria Urueña, directora de COLCOB.

Aunque el país reporta buenos niveles de acceso a productos financieros, solo 13 millones de adultos acceden al crédito formal. Eso deja a más de 27 millones dependiendo de fuentes no reguladas. Para los expertos, la solución no es solo castigar al “gota a gota”, sino llevar opciones reales de microcrédito a las zonas más olvidadas del país.

Las consecuencias de acudir a estos prestamistas van desde la pérdida del patrimonio hasta amenazas físicas.

“Necesitamos que los establecimientos de crédito aumenten las colocaciones, no solo en zonas urbanas, también en áreas rurales y rurales dispersas. La mejor forma de combatir a los agiotistas es incorporando a microempresarios que recurrieron a este financiamiento ilegal, al segmento formal, brindándoles herramientas que les permitan tomar mejores decisiones financieras mientras materializan sus objetivos”, afirmó

El llamado es claro, se necesita un sistema financiero más humano e incluyente, donde la legalidad no sea un lujo.

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