¡Arte que traspasa muros! Internos de la cárcel El Pedregal pintan un mural de esperanza y segundas oportunidades
La pintura representa a un silletero antioqueño cargado de flores que avanza hacia un horizonte

En medio de paredes frías, el encierro y las rutinas, siete personas privadas de la libertad en el Complejo Carcelario y Penitenciario de Alta y Media Seguridad de Medellín, Pedregal, encontraron una forma distinta de abrir ventanas, lo hacen con pinceles y color.
Hoy jueves 14 de agosto, será inaugurado el mural “Sembrando esperanzas, cosechando libertades”, una obra colectiva que mezcla simbolismo, tradición y un poderoso mensaje de reconciliación. La iniciativa hace parte del proyecto Intramuros de la Fundación BAT Colombia, en alianza con el Ministerio de Justicia, el Inpec y el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, que promueve la resocialización a través del arte.
La pintura, liderada por el artista y ambientalista Eduardo Butrón, representa a un silletero antioqueño cargado de flores que avanza hacia un horizonte de manos extendidas que entregan y reciben. Es un gesto visual que habla de intercambio, solidaridad y renovación: la libertad, como la semilla, también puede germinar con cuidado, paciencia y segundas oportunidades.
Con esta intervención, el programa Intramuros completa 11 murales en cárceles y centros penitenciarios del país, sumando la participación directa de 98 personas privadas de la libertad y un impacto positivo en más de 7.600 internos. Más que llenar de color los muros, la propuesta busca cambiar percepciones y fortalecer los procesos de reintegración social.
Para Ana María Delgado, gerente de la Fundación BAT, aseguró que cada obra “es un manifiesto de humanidad compartida, una afirmación de que siempre es posible un nuevo comienzo”. Y en Pedregal, añade, se ha demostrado que la creatividad puede florecer incluso en los entornos más difíciles.
El artirta Eduardo Butrón por su parte expresó que: “El arte no solo se crea, también se comparte y transforma. Este mural es prueba de que, incluso en contextos de encierro, la creatividad puede proyectar caminos hacia la libertad interior y el cambio personal”.
El mural no solo embellece un espacio cerrado; también abre la conversación sobre el poder del arte para derribar barreras, sanar heridas y recordar que la resocialización es un compromiso colectivo que empieza por reconocer la dignidad de cada ser humano.
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